lunes, 12 de enero de 2009

Jesús de Nazaret en el cine

Ya en 1898 la vida de Jesús fue llevada a la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière, en un filme titulado La vie et la passion de Jésus-Christ.[1] Ese mismo año, Richard G. Hollaman, propietario de un museo de figuras de cera, produjo otra vida de Cristo dirigida por Henry C. Vincent en el tejado del Gran Central Palace de Nueva York. La película, titulada The Passion Play of Oberammergau y acompañada en su estreno de un acompañamiento musical debido a un gran coro, fue un extraordinario éxito.
No se quedaría a la zaga la casa Pathé, que en 1902 rodaría bajo las órdenes de Ferdinand Zecca y Lucien Nonguet una versión compuesta por dieciocho escenas o cuadros y que entre ese año y 1904 sería ampliada con diez escenas más. A pesar de que estas películas primigenias sobre la vida y pasión de Jesús de Nazaret estaban compuestas por estáticas imágenes habituales en las artes plásticas, supusieron un considerable avance en el establecimiento del largo metraje cinematográfico. Estrenada en 1905, la versión de Pathé reproducía óleos muy conocidos de la historia de la pintura y se coloreó fotograma a fotograma para obtener una gran sensación de realidad. Esta versión tuvo un éxito permanente, y, aún en 1925 se seguía exhibiendo.
Una versión producida el Reino Unido por la Warwick Company en treinta escenas y otra francesa de Victorin Jasset, de 1906, titulada La vie du Christ, se sumarían al abundante plantel de pasiones filmadas. Esta última estaba inspirada en las acuarelas que James Tissot pintó en un viaje a Palestina.
Pero para que los cuadros piadosos se convirtieran en narración fílmica hubo que esperar hasta la primera adaptación de la novela Ben-Hur, rodada en 1907, que contenía una intriga protagonizada por personajes secundarios pero que vivían los hechos contemporáneos a Jesús. Esta producción de Sidney Olcott, se inspiraba en un espectacular montaje teatral que se representó en Broadway, Nueva York, en 1899 y en el que caballos reales trotaban sobre una cinta continua. Si bien la versión de Olcott, que acababa de fichar por la Kalem Company, no pudo llegar a la aparatosidad del montaje teatral, sí dio a la historia un aspecto muy cinematográfica, con rodajes en exteriores, que eran la especialidad de esta productora. La carrera de cuádrigas, fue, desde esta primera versión, la secuencia central de esta película, y se convirtió en el centro de atención de la versión de Ben-Hur de 1925, dirigida por Fred Niblo y producida por la recién creada Metro-Goldwyn-Mayer.
Son numerosas las versiones de la vida de Jesús rodadas durante la época del cine mudo, entre ellas uno de los segmentos que forman la célebre Intolerancia, de David Wark Griffith. La versión más conocida de la vida de Jesús en el cine mudo fue la superproducción de Cecil B. DeMille Rey de reyes (1927), estrenada poco antes de la aparición del sonoro. En la última secuencia de la película, que narra la resurrección de Cristo, se utiliza la entonces muy novedosa técnica del Technicolor.

LA VIDA ES BELLA( LA PELICULA)



LA VIDA ES BELLA

Título original:
La vita e bella
Año:
1997
Duración:
112 min.
Nacionalidad:
Italia
Género:
Drama
COLOR
Sinópsis:
Guido (R. Benigni) es un buen hombre que vive en la Italia prefascista y que sueña con tener su propia tienda de libros. Un día conoce a Dora, una joven maestra de la que se enamora perdidamente. Tras conseguir su amor se casan, tienen un hijo y montarán la tienda de libros. Sin embargo los problemas aparecerán pronto y toda la familia será reclutada a un campo de concentración donde sufrirán, por separado, la guerra.
Comentario
Sin duda alguna La vida es bella es una película que ha conseguido romper moldes. Con dos partes claramente diferenciadas y opuestas una romántica y otra totalmente dramática, Benigni explota magistralmente el sentimiento, consiguiendo embaucar al espectador y hacerlo partícipe de la penas y alegrías de los protagonistas. El director italiano es un genio capaz de convertir lo más triste en algo gracioso, de arrancar una sonrisa, de hacer llorar y lo que es aún más difícil, hacer reír.
Es gratificante que por fin se reconozcan los méritos del cine europeo que, por otro lado, no tiene nada que envidiar a las super producciones norteamericanas. Este es un claro ejemplo de que los europeos suplen la falta de dinero con una asombrosa calidad.